Días de tormenta y noches de luna llena...

Antes de escribir acerca del día de ayer, me gustaría agradeceros, en nombre de todos los monitores, Itos, Otes, cocina e intendencia, vuestro interés por saber cómo nos están yendo las cosas por aquí. Estamos alucinados por todas las visitas que está recibiendo el blog. Gracias y mil gracias. Hace ilusión saber que nos seguís de forma tan continua y vuestros comentarios no hacen más que reforzar nuestras ganas de seguir adelante, educando en valores e intentando que ésta sea una de las experiencias más enriquecedoras de los chavales. 

Dejando de lado los sentimentalismos, pasamos a hablar del día de ayer que fue muy intenso. Por la mañana, después del aeróbic matutino, hicimos los buenos días en la zona arbolada. Todo el día de ayer giraba en torno a la familia. Tuvimos la visita de Isabel, que se quedaba hasta hoy para darnos una charla acerca de la familia y los amigos. En cuanto a la frase del día, el salto y seña fue Qué buena onda güey! 



Después, mientras los Itos se divertían en la piscina, los Otes tenían una actividad muy ecológica. Estuvimos plantando flores y árboles (iantus, petunias y pinos). Quedó precioso y así dejamos bien adornada la entrada al campamento. Esperamos que os guste. 

Hay que decir que, por la tarde y desgraciadamente, el tiempo no acompañó demasiado, por no decir nada. Nos cayó la tormenta del siglo, con unos rayos y truenos justo encima de nosotros. Pero aunque pareciera que se fuera a romper el cielo, nosotros seguimos a lo nuestro, jugando en el rincón de Don Bosco a la oca, con los zancos, el monociclo, la rana y al balón. Sólo fue capaz de echarnos de nuestro sitio los goterones de lluvia, que nos hicieron aplazar el partidazo de Oca que nos estábamos echando. De todas formas, a mí me vino bien porque acababa de caer en la muerte y había tenido que retroceder hasta la primera casilla... 

Así que como llovía, nos bajamos todos al comedor y ahí nos dividimos por grupos de actividades. Fue increíble. No había nadie que no estuviera haciendo nada. Lo más bonito e interesante de todo fue ver cómo eran capaces de convivir pequeños y mayores, compartiendo juegos y sonrisas. Sin duda, están respetándose y cogiéndose mucho cariño. En cuanto a este tema de la convivencia, creemos que era muy importante no hacer distinciones entre mayores y pequeños, sino que les venía bien a todos mezclarse para determinadas actividades porque saldrían todos bastante beneficiados. Aquí van algunas fotos de lo bien que nos lo pasamos jugando y cantando. 

 

Tras una cena riquísima (menestra, empanadillas, croquetas y calamares con naranja y yogur de postre) tuvimos algo de tiempo libre, momento que aprovechamos los monitores para disfrazarnos para el gran evento de la noche: ¡¡FUROR!! Hicimos dos equipos, chicos contra chicas. ¿Imagináis a unas 50 niñas y 50 niños cantando como locos y preparando coreografías? Fue una locura total. Hoy estamos casi todos sin voz... Pero mereció la pena porque nos lo pasamos taaaaaaaaan bien!! 

La batalla estuvo muy reñida hasta el final, pero no hubo manera... un año más, ganaron los chicos... Éste es un momento de la celebración: 

Postdata: Los Itos ya han empezado a dormir en el minicamp. Se lo están pasando genial. Esta humilde reportera se lleva a los Itos por grupos a una zona de la acampada destinada para ellos. Los niños y niñas se sientan sobre las esterillas, alrededor de una hoguera improvisada con velas y les cuento la historia de Josechu y la cueva del ser maligno... Ya cuando lleguen vuestros hijos a casa os contarán lo que sucedió en los montes de La Cabrera hace muchos, muchos años...